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La transformación del sector inmobiliario a un año de la pandemia.

2021-05-14

Se cumplió un año de que en México fuera declarada la alerta sanitaria por un virus que ha puesto de cabeza al mundo.

Un año ya... Y lamentando ante todo la pérdida de vidas, hay mucho por reflexionar en cuando a lo que ésta pandemia ha significado para todas las economías y formas de vida del mundo.
Mucho por reflexionar en cuanto a los efectos que ha tenido en todos los sectores productivos y, en particular, en los diferentes segmentos que definen a la industria inmobiliaria.

En este análisis podemos partir del impacto de los meses de cierre de actividades y de los problemas que cada actividad ha enfrentado para su reactivación, aunque para entender lo que ha pasado, más que recurrir a los números, habría que empezar por reconocer lo que hemos vivido las personas, que a fin de cuentas somos quienes usamos los diferentes activos inmobiliarios.

Un hecho es que nuestras formas de vida se vieron trastocadas y ello inevitablemente se refleja en el uso que damos a los bienes raíces y en la forma en que ello se traduce en la estructura de la demanda y en el proceso de planeación de la reactivación sobre la base de escenarios de largo plazo.

Porque sí, hoy podemos analizar los cambios que registró la demanda y la forma en que la oferta está respondiendo a ellos, pero en busca de ser resilientes la meta debe ser plantear una reactivación que no se limite sólo al objetivo de recuperar lo que teníamos hace un año, sino que apunte a conseguir lo que esperamos tener en función de una visión de verdadero largo plazo.

El año se resume en que el segmento menos afectado del sector inmobiliario ha sido el de los parques industriales, seguido muy de cerca por el de la vivienda, cuyos desempeños contrastan con lo que ha pasado en oficinas, centros comerciales y turismo.

El segmento industrial basa su defensa en atender la necesidad espacial de sistemas de producción basados en ciclos de desarrollo de largo plazo, mientras que la vivienda termina haciendo valer el hecho de ser un satisfactor fundamental que atiende necesidades de todos los segmentos de la población.

Es por ello que, con variaciones de acuerdo con la plaza y el segmento, la vivienda ha mantenido su dinamismo lo mismo en renta que en venta, igual si es nueva o usada, y manteniendo por esos motivos la actividad en lo que respecta a la colocación de créditos hipotecarios.

Hay que decir que las diferentes plataformas digitales registraron incrementos importantes en las búsquedas de vivienda nueva y usada, y creció también el número de operaciones inmobiliarias e hipotecarias que se desarrollaron al menos parcialmente en línea. En lo que respecta a créditos hipotecarios, si bien bajó el número de operaciones, el monto colocado se mantuvo en virtud de que el crédito promedio se elevó.

Habría que señalar que del total de créditos hipotecarios, ya menos de la mitad se usaron para comprar viviendas nuevas, esto debido al incremento de operaciones para adquirir vivienda usada y de que creció también el número de créditos destinados a construcción y remodelación, y al pago de otros adeudos hipotecarios.

Oficinas, centros comerciales y turismo viven otra realidad, con retos complejos después de meses forzados a estar cerrados, desaceleración de la economía, la consecuente pérdida de inquilinos y ante eventuales cambios de hábitos de consumo que tendrán que ajustar en sus modelos de negocio para asumir el efecto del crecimiento del comercio en línea, el trabajo a distancia y la dependencia del turismo local.

En el último año también hemos visto cambios en nuestras ciudades, con cada vez más calles peatonalizadas y nuevos carriles para bicicleta, y con mesas de restaurantes ocupando espacios antes destinados al coche.

Está cambiando la forma en que llevamos a cabo nuestras actividades, y las ciudades y la industria inmobiliaria tendrán que ajustarse a esos cambios, con modificaciones a la regulación de las primeras, y con una renovación de productos, servicios y formas de relacionarse con la sociedad en la segunda.

Cabe esperar que la industria inmobiliaria reconozca lo que a un año de pandemia espera la gente de una vivienda, oficina, centro comercial, lugar de trabajo, destino turístico o crédito hipotecario.

Cabe esperar que la gente asuma el impacto de la pandemia, reconozca lo que representa en el uso que da y que dará a los activos inmobiliarios, y haga los ajustes necesarios en sus procesos de búsqueda y renta o compra del bien raíz que mejor responda a sus necesidades y posibilidades.

No podemos ni debemos acostumbrarnos a vivir en pandemia, pero lo que sí podemos y debemos hacer es entender su significado, para a partir de ese conocimiento salir más rápido de ella.

Finalmente, honor a quien honor merece, pues hace unos días celebramos los Premios Inmobiliarios para distinguir el trabajo de aquellos que construyen día a día al sector inmobiliario y de vivienda. ¡Muchas felicidades a todos los que recibieron el galardón!

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